Calidad de las viviendas sociales en chile
Últimamente el tema
de las viviendas sociales en chile a estado muy latente en nuestro país ya sea
porque el gobierno muestra una cara bastante prometedora pero al final de
cuentas nunca es todo como se dice.
Pero también hay que
pensar que para ello, los ahora comités de vivienda, por lo
general “mal” asesorados por representantes municipales, eligen una consultora
o asesoría técnica, la cual en rigor debería hacerse cargo de las siguientes
cuestiones: determinar la demanda de beneficiarios del
proyecto (número total de familias que postulan al fondo); determinar la factibilidad de construcción de
las soluciones habitacionales, a través de un catastro de los predios habidos
en el área urbana para este programa (si
se trata de predios rurales, se debería acceder a otro tipo de subsidios,el“rural. Sin embargo esto generalmente
no sucede, ya que en muchas comunas que son a simple y compleja vista
“rurales”, los usos de suelos determinan lo contrario, por lo cual casi no hay
suelos agrícolas en las comunas “rurales y por tanto, tampoco hay “subsidios
rurales”) Todos estos trabajos son no sólo necesarios, sino que son el trabajo de las asistencias técnicas que se adjudican los proyectos
habitacionales,
supuestamente “supervisados” por las municipalidades y por el SERVIU regional
respectivo. Cuando ya todo está “legalmente bien”, no necesariamente “bien” , hablamos
de alrededor de un año y medio entre toda la supuesta tramitacion que tienen
que vivir lasfamilias que ven como cada vez más se atrasa el sueño de la casa
propia , comienza recién el proceso de “licitación” para ver que constructora
finalmente construye las casas.
Estos
pasos, excesivamente largos para quien mientras espera su casa, vive en medias
aguas; de allegado con familiares, en condiciones de hacinamiento, etc, no
serían tan terribles, si al final de los dos años y medios aproximados de
espera, la casa propia entregada, fuera verdaderamente igual que “el sueño de
la casa propia” que tenían sus ahora dueños. Pero lamentablemente no es así.
Una
casa de 30 o 32 metros cuadrados es poco para cualquier familia, pero no
debemos olvidar que los terrenos permiten la ampliación por parte de los
“beneficiarios” a 72 metros cuadrados, quedando incluso espacio para un patio,
lo cual si constituye una “solución” al derecho básico y humano de la vivienda,
pero no ataca el problema en su fondo. Cómo ya se mencionó, las familias
aportan alrededor de 280 mil pesos promedio y el resto es financiado por el Estado, no
teniendo que pagar las familias ni dividendos, ni cuotas por su casa nunca más. A lo cual
se llama o se conoce como una vivienda
si deuda.
pero,
cada vez nos enteramos con más frecuencia, de casas construidas en lugares no
aptos; sin redes viales importantes que aseguren la conectividad de las
familias con los servicios básicos; sin su urbanización terminada. Esto por
supuesto aparte de los problemas más visibles de las obras: los constructivos
(casas que se llueven, se desarman, se fisuran, se inundan, etc.)
Todo
ello no debería pasar porque existen organismos privados y estatales que
“supervisan” el proceso de construcción de las casas, desde la postulación a la
entrega. Tales como las municipalidades, el SERVIU, ministerio de vivienda,etc.